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lunes, 17 de noviembre de 2014

53. EL EMAIL.


Después de hablar largo y tendido con La Experta contacté con El Contrario.
Hemos llegado a un acuerdo, que quedará firmado ante notario.
Ya no tendremos nada a medias. Ni deudas ni propiedades. A partir de que firmemos, el único lazo que  nos unirá será Nuestro Hijo.
Tras todo esto y sacando cuentas, el premio prácticamente se ha esfumado, aunque me quedo en la que ahora es MI CASA, con un cochecito nuevo a MI NOMBRE y sin deudas. Además de unos pequeños ahorrillos.
Ahora mi proyecto de futuro es cuidar de mi hijo –como he hecho siempre-, pero con mucha menos presión por poder garantizarle el bienestar.
Seguiré escribiendo, me lo voy a tomar mucho más en serio, me gustaría poder publicar mi novela –si es que consigo acabarla algún día-, bien sea a través de alguna editorial –cosa que creo harto difícil-, bien sea porque la publique yo misma.
Si gusta o no, eso ya será harina de otro costal.
En caso de conseguirlo, sólo me faltará montar en globo.
Como últimamente –tras todo lo que ha pasado-, no logro concentrarme en la escritura, tengo pensado hacer un viaje, probablemente al norte.
Alquilaré una casita en la costa las próximas vacaciones y nos iremos Mi Hijo, Mi Madre y yo.
Creo que unos paseítos por la playa y sentarme en las rocas a contemplar el mar, me ayudará a terminar de relajarme y que la inspiración fluya para que mi relato encuentre la senda correcta.
La última vez que escribí algo, me dejé a Serafín llorando en los brazos de Amanda, y a Ernesto esperando una invitación a café.
Estoy un poco atascada y para las vacaciones quedan un par de meses.
Iré anotando las ideas que se me vengan a la mente a ver si consigo enderezar la historia.

Si ayer precisamente pensaba en mi novela, hoy al abrir mi cuenta de correo me he encontrado con un email de El Vancuverita.
Me cuenta que le va bien, ha conocido a una chica y tienen planes de irse a vivir juntos.
A la vez que me alegro por él, no dejo de sentir una punzada en el corazón.
En cualquier caso, lo importante de su email no es eso, sino el que me pregunte por cómo va mi novela, pues resulta que ha hablado con su amigo El Editor y está dispuesto a echar un vistazo a lo que llevo escrito.
Ahora si que me he puesto nerviosa, tanta buena suerte me está asustando.
Me he acostumbrado de tal manera a las adversidades que cualquier buena noticia me hace pensar que tendré que pagar después un alto precio.
Intentaré espantar los pensamientos agoreros y confiar un poco más en que merezco que me pasen cosas buenas.
Tampoco voy a lanzar las campanas al vuelo, de momento sólo hay un editor que quiere hojear lo que estoy escribiendo.
Tomaré este asunto con prudencia.
Voy a ir perfilando lo que tengo hasta ahora y enviarlo a la dirección que me indica El Vancuverita.
Aunque primero voy a contestar a su email dándole las gracias por esta oportunidad y deseándole toda la felicidad del mundo con su nueva pareja.
Después me voy a sentar con Mi Hijo frente al ordenador, para elegir juntos la casita que vamos a alquilar en vacaciones, todavía faltan un par de meses para eso.

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